Okika

Vicenç Viaplana

18/11/87. (Sala 093)

Del 18 de noviembre al 12 de diciembre de 1987.

Las pinturas de Vicenç Viaplana dedicadas monográficamente a la ciudad nos descubren el aspecto siniestro y agonizante de la urbe contemporánea. Viaplana no nos da una versión del paisaje urbano de aquellas ciudades que tenemos más cerca como las mediterráneas, sino del prototipo de ciudad del siglo XX, aquella que ha impuesto el modelo de rascacielos, las arquitecturas verticales y una capa densa de atmósfera negra y cargada.

Pintura densa, de fuertes contrastes entre negro y rojo, de pinceladas gordas y negras espesas como alquitrán, nos da una versión decadente, agónica, y de destrucción permanente del medio urbano hoy habitable, a través de un tratamiento exaltado de las arquitecturas, presentadas como verdaderos enjambres encubridores del elemento humano que se supone vive en este edificio impersonal y homogéneo.

En algunas pinturas, parece que quiera hacernos notar el tono plomoso de la ciudad a través del uso de grises plateados, mientras que en otras la presencia de dorado alude ambiguamente al artificio y los adornos que se esconden bajo este maremagno caótico y espectacularmente expresionista. Estética del miedo y la angustia, que nos sitúa dentro de una imagen infernal y claustrofóbica de la ciudad en llamas, caracterizada por la ausencia de lo humano.

Si bien el tema de la cultura urbana y la imagen de la ciudad son comunes a muchos pintores de la nueva generación, poco han logrado ofrecer un conjunto tan coherente y espléndido como el que ahora presenta Vicenç Viaplana. Tal vez porque su obra reposa sobre más de diez años de pintura, tal vez porque es un autor que no tiene prisa, tal vez porque le interesa el trabajo bien hecho, lo cierto es que Vicenç Viaplana demuestra en esta exposición que es capaz de ir más allá del hecho pictórico en sí y del lenguaje específico de la pintura como finalidad, para ofrecernos todo su posible carácter narrativo.

Pilar Parcerisas
“Avui” 30 de Octubre de 1986.